Fundadora de las misioneras de San Francisco Javier
Isabel Fernández nació en Málaga (España) el 26 de Noviembre de 1881, hija de Buenaventura Fernández y de Antonia Sánchez. Recibió de su familia y del Colegio de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, una esmerada educación y formación religiosa. Uno de los grandes acontecimientos de su vida fue la Primera Comunión, recibida el 24 de Junio de 1881. Desde niña se destacó por su gran delicadeza de conciencia y una candorosa simplicidad, que la acompañaron toda la vida.
Impulsados por la difícil situación política y social de España y con el deseo de buscar nuevos horizontes, sus padres decidieron emigrar con sus dos hijas a la Argentina, adonde llegaron en Diciembre de 1892. En este ambiente familiar, crecieron su fe y su fidelidad a las prácticas religiosas. Muy pronto se relacionó con los Padres Jesuitas de la Iglesia del Salvador, que fueron sus guías espirituales y que la orientaron hacia una intensa vida de unión con Dios.
En ese entonces, su familia atravesaba una situación económica difícil y ella, a los dieciocho años, entró en el mundo del trabajo, desempeñándose como telegrafista. Desde el año 1899, entró en especiales relaciones con las religiosas del Buen Pastor. En 1911 ingresó en esta Congregación. Su alegría era muy grande, pero le sobrevino una prueba. La falta de salud la obligó a regresar al hogar.
Por esos años su apostolado se intensificó mucho. Con un grupo de amigas, recorrieron los lugares pobres de la gran ciudad, llevando la luz de Cristo a los ignorantes, preparando a los niños para la Primera Comunión, alentando a las familias a vivir sus compromisos religiosos, promoviendo los valores sociales de la vivienda, de la cultura y de la educación. En el año 1920, el entonces Obispo auxiliar de la Plata, Monseñor Francisco Alberti, visitó la capilla del Carmen donde, la Sierva de Dios, desarrollaba su apostolado. El obispo pudo apreciar la obra de evangelización tan seriamente llevada a cabo, bendijo las actividades y exhortó a todo el grupo a mantenerse unido e invitando a otras chicas a colaborar.
Monseñor Alberti la atendió siempre con gran amor y fue su gran protector. Gracias a sus esfuerzos, en el año 1924, lograron la donación de un terreno en Villa Raffo, para la fundación de un colegio y de una Iglesia.
El 1º de Junio del mismo año, el obispo dio una primera autorización para la obra y encomendó la redacción de un reglamento o constitución para armonizar los horarios y las tareas. El 3 de Diciembre de 1925, se pudo inaugurar el nuevo centro de Apostolado en Villa Raffo con la fundación del Instituto. Nuevas jóvenes se iban asociando a la obra. Al cumplirse el año, vistieron el Santo Hábito la Sierva de Dios y tres de sus primeras compañeras. El 4 de Febrero de 1928 hicieron su profesión de los votos. A los once años de la fundación del Instituto, llegó la tan anhelada aprobación canónica, lograda especialmente por el gran interés y empeño de Monseñor Alberti, que tan de cerca había seguido la vida de Isabel.
Los últimos años de la Sierva de Dios, estuvieron marcados por la austeridad, la oración ante Jesús Sacramentado y la entrega, siendo ejemplo para todos de humildad y espíritu de trabajo.
En el año 1942, el corazón que tanto había amado y tanto había sufrido, se iba apagando. Pidió la Unción de los enfermos, recibió el Viático y proclamó: “Soy hija de la Iglesia ¡Por fin puedo verte Jesús, para siempre!”. Recomendando a sus hijas: “Amen al Instituto y defiéndanlo”. Fue al encuentro del Señor el 28 de Setiembre de 1942.
Elsa Lorences de Llaneza