jueves, 28 de julio de 2011

MADRE ANTONIA CERINI - Fundadora de las Hermanas de San Antonio de Padua


Antonia Cerini nació en Castellanza (Milán) el 13 de Noviembre de 1839. El padre era carpintero como José; la madre, ama de casa como la Virgen María.
Era una familia humilde y sencilla, donde la armonía familiar, el amor al trabajo y las vivencias religiosas eran los grandes valores de la vida, iluminada por la Fe.
Un momento importante de estas vivencias religiosas, fue la Primera Comunión que la niña recibió a los doce años. A los dieciséis, Antonia sintió el llamado de Dios. No se lo hizo repetir dos veces. La congregación elegida fue la de las Hermanas Vicentinas, famosas por su blanco sombrero de pico y de alas anchas, que atendían en los hospitales.
Trasladada al Norte de Italia, la partida de su casa fue difícil. El lugar en esa época, fue escenario de luchas y batallas, que obligaron a las hermanas a transformar su obra asistencial en un hospital de sangre para los heridos. Allí Antonia creció y maduró en el sufrimiento, que siempre es “la mejor escuela” que tiene Dios para educar a los Santos y ella se entregó sin descanso a su trabajo, sus sacrificios y sus oraciones.
Para ese tiempo, estalla en Italia, la persecución contra la Iglesia de parte de grupos masónicos y anticlericales, por lo que los religiosos y religiosas tuvieron que regresar a sus casas.
Dos años pasó Antonia entre los suyos, pero ella había nacido para una plena consagración a Dios en la vida religiosa y se embarca en Génova para la Argentina.
En abril de 1874, llega a nuestras playas y con espíritu inquieto estuvo dos meses con las Hermanas Vicentinas que ya misionaban en el país.
Al oír hablar de la Madre María Benita Arias, que trabajaba al servicio de las niñas huérfanas y desamparadas, Antonia llama a las puertas del Instituto, donde es recibida por su fundadora. Viste el hábito y se desempeña, algunos años, a favor de la niñez. Pero se enferma y vio en esta enfermedad, un toque que la impulsa a salir de la Congregación.
Al escuchar comentarios sobre la obra de la Madre Camila Rolón, Fundadora de las hermanas pobres de San José, en el Oeste de la Provincia de Buenos Aires, ingresa en esta Congregación, y por su buen espíritu, su capacidad y fervor religioso se la nombra maestra de novicias.
Por este tiempo conoce a Monseñor Aneiros, Obispo de Buenos Aires, que se convierte en su padre espiritual.
Así mientras formaba almas para la Congregación de San José, recibe una inspiración que le dice: “Fundar una Congregación que tuviera por fin principal, después de la Gloria de Dios y de la propia santificación, la asistencia a los enfermos en los hospitales y a domicilio”.
Luego de conseguir todos los permisos y bendiciones para fundar la Institución, Antonia Cerini se enferma gravemente. Acude entonces a la intersección de San Antonio y le promete que si se sanaba, al fundar el Instituto, le daría su nombre.
Es así que el 4 de Octubre de 1889, en la Ciudad de Mercedes, cerca de Luján, se abre el Instituto de las Hermanas de San Antonio.
Mientras las vocaciones y los pedidos para hospitales y asilos aumentaban, la salud de la Madre decaía cada día más. Un visitador toma las riendas de la Congregación y desplaza a su fundadora relegándola a un pueblo de Entre Ríos, agregando a sus dolores físicos, sufrimientos morales.
El 31-10-1911, se despertó con mucho dolor de cabeza. Intranquila dice: “Llamen primero al médico del alma y después al del cuerpo. Yo estoy bien dispuesta con la voluntad de Dios”.
El 2 de Noviembre de 1911, dulcemente entrega su alma al Señor. Después de tantos periplos, había llegado al puerto de la eternidad: Los brazos de amor del Padre Celestial.

Elsa Lorences de Llaneza

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